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27 marzo 2009

Sobre la última invasión a Gaza

Por Alejandro Haddad, Agencia Walsh

Invasión

El 27 de diciembre del pasado año, el ejército israelí comenzó a bombardear supuestos objetivos de la milicia de Hamas, dichos bombardeos se hicieron principalmente desde tanques apostados en Israel y por aviones no tripulados. Luego de unos días, y varias amenazas, el ejército del estado sionista, finalmente entró a la Franja De Gaza el 4 de enero de 2009, con el objetivo de aniquilar la resistencia del grupo islámico.

En una inusual actitud, la mayoría de los medios masivos de comunicación (vale decir: los monopólicos multimedios), hablaron de “invasión” a la tarea militar a la que se habían avocado las fuerzas israelíes. El pueblo que fuera despojado de sus tierras ancestrales desde hace 60 años, dividido y programada su vida, dejaba de ser el protagonista de “atentados terroristas”, para pasar a ser “invadido”.

Los números de los muertos palestinos por bombardeos israelíes se sumaban de a cientos cada día. Así, el paisaje informativo en torno al conflicto parecía deshacerse de las nubes oscuras que obnubilaban la verdad de los hechos. Sin embargo, la influencia sionista sobre los multimedios pudo sobreponerse.

Objetivo Hamas: ilegítimo y asesino

Los medios insistían en que el grupo Hamas usurpa el poder desde 2006. Los medios, que a veces ocultan la verdad, está vez directamente mintieron descaradamente. Hamas ganó las elecciones de 2006, las cuales fueron supervisadas por la ONU. Pero no contentos con eso, se habló de la ruptura unilateral del alto al fuego por parte del grupo islámico. No dijeron, que un día antes de que Hamas lanzara su primer misil casero Qasam, se había cumplido el plazo de seis meses de acuerdo, en el que Israel bloqueó las fronteras de Palestina, impidiendo la entrada de alimentos y medicinas.

El estado sionista y ultra-conservador de Israel, que nunca aprobó el gobierno legítimo de Hamas, como tampoco lo hizo su aliado Estados Unidos, actuó luego de hacer una feroz campaña mediática en la que se mostraba víctima de misiles artesanales que habían “matado” a un inocente. Pero no dijeron que el inocente murió de un ataque al corazón y no bajo el fuego del misil.

Esa fue la gota que rebasó el vaso de la paciencia israelí, y para volver a vaciarlo y volver a empezar, protagonizó una invasión que se tradujo, en la primera semana, en la muerte de 460 palestinos y un muerto israelí.

Pero los medios iban a tener presente en todo el conflicto a ese muerto de ataque al corazón. Pero iban a alivianar tanta masacre despiadada contra niños y mujeres, entristeciéndose porque el ataque era desproporcionado. Claro, fusiles AK-47 contra aviones que ni siquiera tenían pilotos que pusieran en riesgo su vida. Pero no hablaron acerca de que Hamas es una milicia popular, y que, como toda milicia popular, es esperable que esté en desventaja respecto a su enemigo en cuanto a poder de fuego. Esto no los hace héroes, apenas los hace. Una milicia popular está dispuesta a morir, ese no debiera ser el foco de atención, sino el modo en que mueren. Israel ha derramado bombas de fósforo, material bélico prohibido por los tratados de Ginebra. La aberración no está en oponer tonaladas de misiles contra piedras, la aberración es asesinar a un pueblo con la excusa bulgar y grosera de estar combatiendo a un grupo terrorista.

"Terroristas moderados”

Hamas, “el principal movimiento islámico en los territorios palestinos”, según la BBC (http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/news/newsid_1467000/1467266.stmhttp://news.bbc.co.uk/hi/spanish/news/newsid_1467000/1467266.stm), es también, siempre según el artículo de la BBC, “ es particularmente fuerte en la Franja de Gaza, donde las condiciones económicas son inferiores a las de Cisjordania”.

El artículo, que fuera publicado el 31 de julio de 2001 con el nombre de “¿Qué es Hamas?”, indicaba que el grupo islámico, tiene como objetivo en el corto plazo “el retiro israelí de los territorios ocupados”. Asimismo, indica que “ su objetivo a largo plazo es el establecimiento de un Estado islámico en la tierra originalmente conocida como Palestina”. El texto juega con la cronología histórica y expone un discurso que deja en duda la soberanía del pueblo palestino. Habla de una tierra que originalmente se llamaba Palestina; pero si eso fue antes, ¿cómo se llama ahora?

Antes de la conformación de los estados, es decir, de la intervención directa de los países occidentales, ese territorio se llamaba Palestina y era un territorio donde pastores y campesinos, más allá de su religión, convivían de manera armónica. Pero ahora, ese mismo pedazo de tierra, cuyo nombre e identidad está en duda, es un espacio de pugna entre una resolución elaborada a espaldas de esos mismos pastores y campesinos, y esos mismos habitantes ancestrales de la tierra.

Para la Unión Europea, los Estados Unidos, Canadá, Australia e Israel, Hamas es una organización terrorista; sin embargo, a pesar de esa tajante catalogación, Hamas ganó las elecciones de enero de 2006. Un análisis lineal, diría que, si un pueblo vota a una organización terrorista, entonces, ese pueblo es, o al menos apoya, al terrorismo. Pero no. El triunfo de Hamas se debió a una incansable tarea humanitaria de tipo social, y mostrando una férrea decisión a luchar por la liberación de Palestina.

El País, de España, a propósito del triunfo electoral, publicará : “al igual que la OLP de sus primeros años, la carta fundacional de Hamás aboga por la destrucción del Estado judío. Y como le sucediera a Arafat, y sus partidarios, ya se aprecian en el movimiento islamista síntomas evidentes de mesura. Su arrolladora irrupción en el Parlamento y en el futuro Gobierno auguran una pérdida de peso de los extremistas”. (http://www.elpais.com/articulo/internacional/Resistencia/nombre/Dios/elpporint/20060127elpepiint_6/Tes)

Ahora bien, ¿qué pasó con esas las prácticas terroristas? La respuesta la da en su artículo el periodista Juan Miguel Muñoz, de El País: “nada hacía pensar hace una década que los islamistas se decantarían por participar en la vida parlamentaria. Las legislativas de 1996 y las presidenciales de 2005 fueron, a su juicio, producto de los Acuerdos de Oslo de 1993, de los que abominan. Y aunque opinan que fue una rendición, el pragmatismo se impone”.

Precisamente, el pragmatismo fue la clave de la OLP, primero, y de Hamas después. Ese pragmatismo, avocado a la tarea social, fue el que ganó las elecciones. Un pragmatismo paciente, que se venía añejando desde 1987 año en que nace la organización. Por otro lado, la única salida que ha a buscado el gobierno de Israel (la invasión, los bombardeos, los encarcelamientos indiscriminadas), ha provocado un clima de desamparo social, que Hamas supo resolver.

Conflicto “religioso”

Medio Oriente surge en el calendario informativo instalado por los medios informativos empresariales, si acaso Irán enriquece uranio, o si en algún Emirato se convierte en éxito televisivo una novela latinoamericana. La ausencia de las voces de los pueblos que habitan milenariamente esa zona del mundo, hace que las noticias, cuando se tornan urgentes, se digan con una carga abundante de falacias.

El conflicto en territorio palestino, comunmente presentado como el resultado de una lucha entre dos religiones, es, muy por el contrario, una cuestión meramente política.

El estado de Israel, enclavado en Medio Oriente, supo ser deseado en algún lugar de África e incluso de Sudamérica. La ideología sionista, trabajada desde hace más de un siglo, tuvo su elixir luego de la detestable masacre sufrida por judíos y judías en la Alemania nazi. Los teóricos más reaccionarios del sionismo, encontraron el momento de hacer realidad sus aspiraciones políticas conservadoras y lograron la aprobación de la ONU para establecer un estado judío en territorio palestino..

Pero los palestinos no sufren fobia judía, sino despojo.

¿Qué hubiera pasado, por ejemplo, si el estado de Israel se ubicaba en la Patagonia? ¿Habría conflicto con los pueblos mapuche y tehuelche, o con alguno de los estados andinos, o con todos a la vez? Es difícil adivinar lo que nunca pasó. Lo cierto es que ni el estado chileno ni el argentino tienen miles de años afincándose en la zona, mientras que los pueblos mapuche y tehuelche, al igual que el palestino, sí son milenarios. ¿Cómo hubiera sido la presentación de dicho conflicto siendo que ninguno de esos pueblos tiene una religión “tradicional”?

Hamas es una organización que profesa el Islam, nació y vive profesando esa religión. Al mismo tiempo, Israel es un estado Judío. Eso, de por sí, no hace al conflicto un conflicto religioso. A nadie se le ocurre caratular al conflicto que la Argentina tiene con Gran Bretaña como un conflicto entre católicos y protestantes. Del mismo modo, no se puede juzgar el conflicto entre palestinos (o Hamas) e Israel, como un conflicto religioso.

El reclamo por el retiro de todos los territorios ocupados es de la organización islámica Hamas, pero es también de otras organizaciones laicas como la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y Frente Nacional para la Liberación de Palestina.

El conflicto es presentado como un enfrentamiento religioso, sencillamente porque, si se lo presentase como lo que es: un conflicto netamente político y económico, se estaría desnudando una ideología sostenida débilmente por un hecho repudiable como la Shoa.

La lucha del pueblo palestino es una lucha de liberación, anticolonial. Para el caso, la religión, es un condimento, un aditivo moral y ético, un motor espiritual, un elemento que logra amalgamar los puebos sometidos. Pero lejos está de ser el factor principal del conflicto.

Sincerar que el conflicto es político y económico, es correr el riesgo de perder el poco apoyo internacional que le va quedando al gobierno conservador de Israel.

Si se hablara de política y de intereses económicos, el estado sionista de Israel tendría que dar explicaciones acerca del apoyo bélico a las dictaduras establecidas en América Latina durante los últimos cuarenta años; dictaduras, vale decir, en las que fueron secuestrados, torturados y asesinados cientos de judíos.

La ambigüedad periodística

De poco sirve anunciar que el gobierno de Ehud Olmert y sus huestes atacaron una escuela de la ONU, matando a 40 refugiados, si luego va a decir que allí se escondían milicianos del Hamas. Tampoco sirve de mucho, anunciar que ambulancias de la Cruz Roja fueron alcanzadas por obuses israelíes, si luego dirán que en las ambulancias se trasladaban dirigentes del grupo musulmán.

Los medios masivos, los que “deciden” que noticia estará en la agenda mediática, que hacen y deshacen según sus intereses económicos, nada dijeron acerca de que Hamas fue “apoyado” por Israel, cuando éste estaba en conflicto con Fatah, partido creado por el líder de la OLP, Yasser Arafat, especulando que así, se produciría una guerra intestina entre palestinos.

Un dejo de acusación de “antisemita” a toda voz que se alce contra las masacres producidas por el estado sionista y conservador de Israel, siguen calando en las tintas que se vuelcan a informar sobre los territorios palestinos ocupados. Sin embargo, las voces justas, las que alcanzan la verdad transitando un camino de sinceridad, seguirán bregando por una solución definitiva a dos pueblos, que ancestralmente han convivido en paz y hoy son víctimas de los caprichos de un estado colonizador, cegado en sus políticas militaristas y de sometimiento.

AGENCIA DE COMUNICACION RODOLFO WALSH

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