Demonizaron a nuestra familia
(AW) En una entrevista la hermana del líder revolucionario Mario Roberto Santucho (“Roby), Blanca Santucho cuenta cual es hoy su lucha.
Buenos Aires, 7 de enero de 2009 (Especial para la Agencia Walsh, de Patricia Rodríguez)
Blanca Santucho, hermana del líder revolucionario Mario Roberto Santucho, viene librando una lucha desigual contra un sistema que no sólo se apropió - desapareció a once miembros de su familia, sino, también robó de la memoria social el proceso histórico y la estatura moral de esos referentes sociales de los 70, para instalar un discurso que deslegitimó al militante
¿Quiénes son los Santucho?
Nosotros somos una familia muy unida de dos madres, hermanas entre sí. Mi padre fue procurador Judicial, se casó a los 21 años con mi madre biológica, Elmina Juárez. Ella murió a los 38 años y dejó siete hijos a cargo de mi padre. Ese mismo año, se volvió a casar con la hermana menor de mi madre, Manuela del Carmen Juárez.
De esa unión nacieron: Mario Roberto, Manuela (mi hermana del alma) y Julio.
Somos diez hermanos de los cuales sólo quedamos cuatro. Seis mujeres de la familia están desaparecidas. La primera pérdida que sufrimos fue la de Ana María Villareal, esposa de Roby, fusilada en Trelew en el año 1972.
En diciembre de 1975 se llevaron a mi sobrina Coty, hija de Carlos la torturaron hasta matarla. El 13 de julio de 1976 secuestraron a mi hermana Manuela y a Cristina Navajas, esposa de Julio, mi hermano menor.
El mismo año se llevaron a Liliana Delfino, segunda esposa de Roby, a quien mantuvieron en cautiverio casi un año, aún permanece desaparecida. Elmina, la hija de Amilcar fue secuestrada y vista en el campo de concentración La Perla, en el año 1977. Oscar fue asesinado en Tucumán, Francisco René, Carlos y Roby están secuestrados-desaparecidos
¿Cómo recordas a cada uno de tus hermanos?
Mi hermana Manuela era la alegría de nuestra casa. Mi padre solía decir que ella no era una hija, era nuestra madre. Y realmente se preocupaba por todos. Cuando Roby quiso proteger a su familia y organizó nuestra salida del país, ella decidió quedarse por su esposo preso y por su pueblo.
Siguió su destino. En una misiva que le escribe a Raúl, le dice:”No hay nada mejor que sentir amor por los humildes”.
Recientemente, el Colegio de Abogados de Santiago del Estero homenajeó a todos los abogados desaparecidos, su nombre figura en una placa de un barrio periférico de la ciudad.
Francisco René, sufrió mucho la muerte de nuestra madre. Él era reservado, introvertido. Fue un autodidacta. Fundó el Centro Cultural “Dimensión” en Santiago del Estero. Junto a Oscar y otros compañeros organizaron el FRIP (Frente Revolucionario Indoamericano Popular) que luego derivó en el PRT, donde se integró de lleno, y le valió su detención en la cárcel de Caseros.
En 1971 salió del país con opción rumbo a Perú. Viajó a Chile donde se conectó con la intelectualidad proclive al entonces presidente Salvador Allende.
Luego regresó al país y se instaló en Tucumán, donde desapareció en el año 1975.
Amílcar, el mayor, fue amenazado por la AAA, tuvo que abandonar el país en el año 1975, pero fue detenido en Paraguay. Estuvo preso en la mazmorra de Stroessner hasta 1980 que fue liberado gracias a la campaña internacional librada por mis padres y apadrinada por Amnisty.
Se exilió en Suecia y regresó a la Argentina en el 83. Murió en el 95
Carlos murió en la tortura en forma terrible. También soy querellante por la causa Orletti. Oscar Asdrúbal era bueno, cariñoso, fue inseparable con Roby, Francisco René y Omar fue asesinado en el año 75.
Roby siempre fue justiciero desde muy pequeño. Tenía un poder especial, el de atrapar la atención de los oyentes. Muchas veces no dormíamos la religiosa siesta por escucharlo. Tenía un optimismo contagioso. Creía en su pueblo, en la posibilidad de cambio. Amaba a su pueblo.
Durante su estadía en Tucumán, cuando cursaba en la Facultad de Ciencias Económicas, junto a un grupo de compañeros, formaron el MIECE (Movimiento Independiente de Estudiantes de Ciencias Económicas), ganaron las elecciones y salió electo Consejero.
En la facultad conoció a un profesor norteamericano de ideas guevaristas, quien lo invitó a conocer Estados Unidos. Roby y Ana María Villareal viajaron, dieron conferencias en varias universidades norteamericanas y luego bajaron a Cuba en el momento de mayor esplendor de la revolución cubana. Afianzó su guevarismo.
En un comienzo Francisco René, escritor indigenista, influyó en la formación ideológica de Roby, también Amílcar que venía del P:C:, referente de la Liga por los Derechos del Hombre, brillante intelectual. Recíprocamente, Roby, por su carisma, su fuerza, marcó a los otros hermanos.
Murió como quería. Se quedó en el país para organizar una reunión con otras agrupaciones con el objetivo de formar la OLA, cayó ese día.
Cuando Francisco René y Roby formaron el FRIP tenían una idea vertebradota, se autoproclamaban indigenistas ¿Por qué?
Ellos reivindicaban la lucha de los pueblos sometidos. Así, Francisco René, estuvo influenciado por Mariátegui , Hernández Arregui. Luego, cuando se fusionaron con el grupo de Nahuel Moreno chocaron en sus ideas y se dividieron por no coincidir en la vía armada. El PRT ERP se llevó adelante con la consigna “A vencer o morir por la Argentina”.
¿Qué significado tiene recuperar los restos de Roberto Santucho?
Recuperar los restos de Roby tiene un significado político. Fue un líder que encaró una lucha revolucionaria. Si bien los revolucionarios nunca fueron mayoría, ellos tenían en cuenta que la caída en combate era un riesgo calculado.
Por eso sostengo que todos estaban preparados, no sé si para resistir la tortura porque es una situación infrahumana, pero sí sabían a lo que se enfrentaban. En un principio yo no los comprendí, pero ahora levanto sus banderas y sigo luchando hasta que mis fuerzas lo permitan.
En Santiago somos una familia apreciada, de profesionales, pero todavía hay una actitud discriminatoria porque ellos eligieron la vía armada
Culturalmente hay muchas vallas, los que tienen el poder, también tiene todos los medios para obstaculizar, por eso creo que la lucha de los setenta no se entendió cabalmente.
Raúl decía que los españoles nos inculcaron la civilización de la espada y la cruz. Ser cura o militar era un honor. Mi madre quería que Julio fuera cura y Amilcar, militar y bueno… era la concepción que nos dejaron los españoles
Tenemos problemas para sacar el libro, problemas para llevar adelante la asociación “Nosotros los Santucho”.
Todavía quedó mucha gente de derecha obstaculizando. La justicia lenta, obstaculiza algunas causas, en cambio, es rápida para otras cosas. Los únicos juicios que salieron fueron los de Echecolatz y Von Wernick. Bussi goza de las comodidades de su country.
Y ahora viene el caso Avellaneda que forma parte de la megacausa Campo de Mayo. Floreal Avellaneda era un chico de 15 años, muerto por empalamiento, cuyo cuerpo apareció en la costa uruguaya.
Hace poco se organizó una reunión nacional de abogados de DDHH para pedir que se aceleren las causas de Lesa Humanidad. La presidente estuvo con los Organismos de DDHH y dijo que fuéramos a ver al Consejo de la Magistratura, al Poder Legislativo, a la Corte Suprema. Así lo hicimos, pero no pasó nada.
Los jueces de la dictadura permanecen en sus cargos y protegen a los genocidas. Hubo un estudio de un psiquiatra italiano en el que argumentó que Massera está en condiciones de declarar. Quienes lo apañan dicen que no. Esta es una lucha desigual.
¿Por qué la derecha suele decir que la lucha armada fue un delirio mesiánico de un grupo de jóvenes?
Pienso que la generación de los setenta fue la más brillante, después de la generación de mayo. Entregó lo más sagrado que puede tener una persona: “su vida”. Siempre apuntando a un cambio social para beneficio de los más débiles. Hubo tantas cosas que los motivaron para que se lanzaran a la lucha contra el sistema.
Ellos intentaron a través de los medios legales revertir un sistema oprobioso y les respondieron con prisión y represión. Consideraron que la única alternativa que quedaba era la vía armada. Ellos eran guevaristas, se inspiraron en el ejemplo del Che.
Por aquella época, solía trasladarme hasta San Antonio de Padua, donde tenía la escribanía. Durante el viaje veía que la gente común venía cansada del trabajo, consumía como material de lectura las revistas Flash, Gente.
Yo le explicaba a mi hermana Manuela mis impresiones, le decía que esa gente no tenía noción de clase, ni siquiera sabían que existían como grupo político. Manuela, en esa oportunidad, me respondió:”No importa, nos van a matar a todos por una causa justa”.
Hoy, los objetivos que los motivaron a la lucha armada están cada vez más agravados. Todo está subvertido. La cultura recientemente impuesta por los vencedores hace que mucha gente ignore lo que pasó en esa década, por eso escribí el libro. El hecho de estar organizando un acto en Santiago del Estero, la cuna de los Santucho, para julio de este año tiene un sentido, que la gente sepa quién fue Roby. Desgraciadamente, Santucho sigue siendo un paria en su propia tierra y sólo es nombrado como terrorista.
¿Cuál es el motivo de tu estadía en Buenos Aires?
Hace dos años que viaje a Buenos Aires con dos propósitos: Recuperar el cuerpo de Roby, porque él es una figura emblemática y el segundo motivo es desarmar el discurso que endemonia a mi familia, para que ocupe el lugar que le corresponde en la historia. Demonizaron a nuestra familia.
Carlos, mi hermano, era peronista, no tenía militancia. Su hija le pedía que se fuera, porque lo iban a matar. Pero él creía en la legalidad, se quedó y padeció un trágico final. Dos hermanos permanecieron es Santiago del Estero. Raúl era juez, estuvo más protegido, pero a pesar de todo, durante veinte años su carrera judicial quedó bloqueada.
Mi sobrina fue cesanteada dos veces. Nuestra familia una y mil veces fue discriminada. Francisco René nunca recibió el reconocimiento merecido como escritor e intelectual a causa de su apellido.
Me produce un inmenso dolor el ensañamiento con mi familia. Los hijos están tratando de rehacer sus vidas y pasará mucho tiempo para que se cicatricen las heridas. Yo espero un resarcimiento moral, no económico, un reconocimiento para quien fue el líder revolucionario más lúcido que tuvo Latinoamérica
AGENCIA DE COMUNICACION RODOLFO WALSH
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