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14 julio 2007

Agrocombustibles: el verdadero “eje del mal”, Argentina quiere sumarse a la fiesta

Por Víctor Ego Ducrot | Desde Buenos Aires

El país de las pampas se sube al carrusel que sólo se detendrá en la estación Hambre. Corporaciones locales y transnacionales. Cooperación y competencia con Brasil. Una ley que los

Gobiernos, opositores y ciudadanos de a pie se tiran de los pelos en estos días de frío polar porque la crisis energética se hizo presente y amenaza con quedarse. En ese escenario, los capos locales del proyecto agrocombustibles ni siquiera se preocupan por disimular sus intenciones: el asunto es producir “commodities” y exportar.

La supuesta “revolución energética” que pregona el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva, se sumaría al dislate productivo energético de una Argentina, que más allá de las palabras, profundiza el modelo neoliberal, ahora con un programa de última generación.

¿Y por qué el dislate? Los argentinos sufren falta de energía, tanto para las actividades productivas como para la vida doméstica, a la vez que los consorcios petroleros -en un país no petrolero- se ubican entre los principales exportadores y generadores de divisas frescas para el fisco.

La cuestión agrocombustibles en Argentina no sólo se refiere a la catástrofe alimentaria que sufrirán los países del Sur si el modelo de George W. Bush y Lula se impone. No, aquí ni se toman la molestia en argumentar que el biodiésel podría solucionar el problema energético del país. Decididamente desnudan sus verdaderas intenciones.

“La exportación, y no el mercado interno, será el primer destino de la producción de biodiésel a gran escala en el país, según estiman especialistas que participan del primer Foro Global de Bioenergía en la ciudad Rosario”, afirmó este jueves el diario local La Nación, portavoz emblemático de la derecha, de las corporaciones y de los intereses agroalimentarios concentrados.

Ese Foro comenzó el miércoles último y se prolongará hasta el fin de semana. Fue convocado por las entidades más poderosas en la industria de los agrocombustibles: Asociación de la Cadena de la Soja Argentina – ACSOJA, Asociación Argentina de Grasas y Aceites – ASAGA, Asociación Argentina de Girasol – ASAGIR, Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, y Asociación Maíz Argentino – MAIZAR, organizado por la Fundación de Investigaciones Energéticas y Medioambientales – FIEM y promovido por el Rosario Convention & Visitors Bureau.

A fines de año entrarán en funcionamiento las primeras grandes plantas construidas por las industrias aceiteras -Vicentín, Louis Dreyfus y Aceitera General Deheza (AGD), algunas de las empresas más poderosas del sector, instaladas en los puertos del río Paraná cercanos a Rosario. Son seis plantas que producirán 1,2 millones de metros cúbicos anuales de biodiésel, añade el rotativo porteño.

Los precios máximos establecidos para el gasoil quitan por ahora incentivos económicos a la comercialización de biodiésel en el mercado interno, dijeron los especialistas.

"El gasoil, cortado con un 5 por ciento de biodiésel, costaría hoy unos 8 centavos más por litro que el gasoil puro", estimó Claudio Molina, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustible e Hidrógeno (AABH).

No obstante, el mercado podría reaccionar de otra manera si el gobierno decidiera adelantar la obligatoriedad de incorporar un 5 por ciento de biodiésel y etanol al gasoil y a las naftas, respectivamente, prevista para 2010. "La ley 26.043 (reglamentada en febrero pasado) faculta al Poder Ejecutivo a hacerlo", recordó Molina.

”La demanda mundial de biocombustibles explotó en pocos años por el encarecimiento del precio del petróleo y la decisión de Estados Unidos y la Unión Europea (UE) de depender menos de los combustibles de fuentes no renovables por otras alternativas, entre las que se destacan las de origen vegetal. De allí el gran entusiasmo que reflejan productores e industriales del agro, aunque aún haya incertidumbres”, dice La Nación.

La especie revela además la fuerte capacidad de influencia que poseen los capos del proyecto dentro de las estructuras políticas y legislativas del Estado: “El senador peronista Roberto Urquía (del partido de gobierno), que también es presidente de Aceitera General Deheza, dijo que Argentina, por ser el primer exportador mundial de aceites vegetales, integra el selecto grupo de países, junto con Malasia e Indonesia, que podrían suplir el déficit entre producción y consumo de aceites que tendrá la UE”.

Fernando Vilella, ex decano de la Facultad de Agronomía de la UBA, coincidió en que el agregado de valor permitirá desarrollar los pueblos del interior y frenar "las migraciones de la población a los grandes centros urbanos", a contrapelo de lo afirmado por especialistas que alertan sobre el paradigma “menos comida para el Sur, mas gasolina para el consumo rico del Norte”.

Al respecto recordamos a continuación algunos párrafos de la nota “Hambre para el Sur, derroche en el Norte”, publicada por APM el 7 de junio pasado.

Europa aspira a que los agrocombustibles satisfagan algo menos del 6 por ciento de la energía que necesitarán los transportes terrestres en 2010, y un 20 por ciento en 2020. Por su parte, Estados Unidos se propone una producción de 35.000 millones de barriles por año. Para alcanzar esas metas, Europa debería comprometer el 70 por ciento de su superficie cultivable y, en Estados Unidos, la totalidad de las cosechas de maíz y soja tendrían que ser utilizadas para la elaboración de biodiésel o etanol, lo que provocaría una hecatombe alimentaria en el opulento mundo del Norte.

Es por eso que los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) miran al hemisferio Sur para cubrir sus necesidades, sentenció Eric Holtz-Giménez, director general de “Food First, Institute for Food and Development Policy” (Estados Unidos), en un notable artículo publicado esta semana por la edición local de la revista Le Monde Diplomatique.

La rapidez con que se opera la movilización de capitales y la concentración de poder en la industria de los agrocombustibles es asombrosa. En los últimos tres años, se multiplicaron por ocho las inversiones de capital de riesgo en el sector. Los financiamientos privados inundan las instituciones públicas de investigación, como lo comprueban los 500 millones de dólares en subvenciones otorgadas por British Petroleum (BP) a la Universidad de California. Los grandes grupos petroleros, cerealeros, automotores y de ingeniería genética firman poderosos acuerdos societarios: Archer Daniela Midland Company (ADM) y Monsanto; Chevron y Volkswagen; BP, Dupont y Toyota”, afirmó el ya citado Holtz-Giménez en la el mensuario Le Monde Diplomatique”.

La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) reconoce que, como consecuencia de la pobreza, 824 millones de personas en el mundo sufren hambre, pese a que en el planeta se producen alimentos suficientes como para que cada uno de sus habitantes cuente con una ración diaria de 2.200 calorías.

En tanto, el “Internacional Food Policy Research Institute”, de Washington, estimó que, si se pone en ejecución la estrategia agrocombustibles, el precio de los alimentos básicos aumentará entre un 20 y un 33 por ciento en 2010 y entre un 26 y un 135 por ciento en 2020.

“Con cada aumento del 1 por ciento en el precio de los alimentos, 16 millones de personas caen en inseguridad alimentaria. Si la tendencia actual continúa, 1.200 millones de habitantes podrían sufrir hambre de manera crónica para 2025”, recordó Holtz-Giménez.

En el artículo publicado por Le Monde Diplomatique, ese especialista asegura, con argumentos precisos, que los cinco mitos del proyecto agrocombustibles se basan en un cuerpo sistemático de mentiras.

Los agrocombustibles NO son limpios NI protegen al medio ambiente: por ejemplo, “cada tonelada de aceite de palma que fundamentalmente se produce en Indonesia y Malasia, emite tanto o más gas carbónico que el petróleo. El etanol producido a partir de la caña de azúcar cultivada en selvas tropicales desmontadas emite un 50 por ciento más gases con efecto invernadero que la producción y la utilización de la cantidad equivalente de nafta. Los cultivos industriales destinados a los combustibles necesitan enormes esparcimientos de abonos producidos a partir de petróleo”.

Otra vez en la reunión de Rosario, con la que comenzó este artículo. No sólo los productores e industriales están interesados en que Argentina ocupe un lugar preponderante en la producción de biocombustibles. En un mensaje especialmente grabado para el Foro, el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, se preguntó por qué Argentina no estaba liderando el proceso de producción de biocombustibles en el mundo. Aunque no lo respondió taxativamente, dijo que las naciones requieren un "entorno legal previsible para atraer inversiones del sector privado". Discurso conocido, ¿no?

Moreno informó asimismo que BID estaba dispuesto a financiar la construcción de plantas. Y puso como ejemplo a Brasil, que en pocos años recibió inversiones por 10.000 millones de dólares para la producción de etanol a partir de la caña de azúcar.

”Pero las promesas de un futuro promisorio contrastaban con los problemas del presente. Los pasillos de la Bolsa de Comercio de Rosario, donde se realiza el Foro, estaban en penumbras entre las 16 y las 18 horas , porque la entidad debe someterse a los cortes obligatorios dispuestos por el gobierno”, como consecuencia de la crisis energética que sufre el país, destacó el diario La Nación.

Ese mismo periódico, en sus tradicionales suplementos dedicados al agro, recordó que para la campaña 2007-2008 el mundo se apresta a disfrutar de una cifra récord en la producción de maíz (750 millones de toneladas), en tanto que Argentina la cosecha llegaría a los 30 millones de toneladas.

Esos datos se ilustran la siguiente afirmación: “el maíz como proveedor de energía y alimentos está cambiando la historia de la producción granaria mundial”. Nótese el orden de las palabras – “energía y alimentos”-.

Y continúa: “sin dudas, el maíz se convirtió en un nuevo jugador en la escena de la producción de etanol, para la elaboración de biocombustibles”.

A mediados del mes de mayo se sancionó la Ley 26.093 que establece un régimen de regulación y promoción para los biocombustibles en Argentina. La ley establece dispone que a partir del 2010, el gasoil y el diesel oil que se comercialice en el país, deberán al menos un 5 por ciento de productos derivados de oleaginosas o cereales.

Esa ley provocó críticas en algunos sectores ambientalistas, que alertan sobre un hecho ya constatado en la práctica: se acentuará la producción de soja –el principal cultivo del agro argentino actual-, modelo que la Cátedra Soberanía Alimentaria de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y otros foros denuncian como responsable de monocultivos, depredación ambiental, concentración de riquezas, desempleo, injusticia distributiva e insuficiencia alimentaria.

La nueva ley prevé beneficios económicos, específicamente exenciones fiscales, para aquellos que se dediquen a la producción de agrocombustibles.

Además, para asegurar un mercado para esos productos, la ley estipula que las expendedoras deberán ofrecer gasolinas que contengan 5 por ciento de etanol y gasóleo con 5 por ciento de biodiésel después de los cuatro años de promulgada la ley.

Esta mezcla no requiere que se realicen modificaciones en los motores de los vehículos. La ley define como agrocombustibles al ”bioetanol, biodiesel y biogas producidos a partir de materias primas de origen agropecuario, agroindustrial o desechos orgánicos”.

En tanto, la agencia de noticias IPS sostuvo que “la sanción de una ley de biocombustibles en Argentina es a la vez una buena y una mala noticia para el desarrollo sustentable. La norma promueve la producción y uso de fuentes alternativas al petróleo. Pero fortalece el monocultivo de soja, cuestionado por ambientalistas (…). La ley otorga beneficios fiscales a productores de biocombustibles y les asegura cuotas de mercado durante 15 años. El proyecto sancionado es menos generoso que el texto original, presentado en 2004 por los interesados en el negocio”.

El mismo medio afirmó que “los empresarios interesados, tanto del sector de los hidrocarburos como grandes cultivadores de soja, criticaron que la ley no incluyera subsidios. También se manifestaron disconformes con el poder regulador que conserva el Estado para controlar la producción y repartir beneficios fiscales”.

Jorge Rulli, ambientalista del Grupo de Reflexión Rural, le dijo a IPS que la ley "reforzará de manera inexorable las condiciones críticas del actual proceso de sojización creciente y comprometerá de manera definitiva la principal base productiva argentina, que es la actividad agropecuaria".

Estimó que el empleo que creará el procesamiento de los aceites para combustible "no se compensa con el enorme desempleo que produce este modelo de agricultura y no repara para nada sus impactos en el tejido social".

Argentina alcanzó, en 2007, una cosecha record de soja con 47,5 millones de toneladas. El costo ambiental y social de esa producción, sin embargo, tiene números mucho más impresionantes: 1 millón de hectáreas de deforestación, de las cuales la mayoría es plantada con soja, en una destrucción del medioambiente realizada a un ritmo seis veces mayor que la media mundial.

Las informaciones pertenecen a la Agencia Proteger, con datos oficiales de la Dirección de Bosques de la Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable (SAyDS) de Argentina.

Actualmente, el territorio de la soja en Argentina supera los 16 millones de hectáreas -espacio cuatro veces más amplio que la superficie de Holanda-. Son 821 hectáreas de bosque perdidos por día, con una preocupante media de 34 hectáreas por hora.

Según la Agencia Proteger, la deforestación de los bosques argentinos, entre 2002 y 2006, creció cerca del 42 por ciento en relación a un mismo período de cuatro años entre 1998 y 2002. La región de Salta (noroeste del país) registra la destrucción más acelerada con la desaparición de un área de bosque de 414.934 hectáreas, deforestación de un 113,45 por ciento superior al constatado entre 1998 y 2002.

“Un Foro Internacional de Biocombustibles lanzado en Naciones Unidas (ONU) está integrado por Brasil, Estados Unidos, la Unión Europea, China; India y Sudáfrica. Pese a no formar parte, Argentina es el segundo productor mundial de maíz y tercero de soja (…) y por lo menos son diez los proyectos de producción bioenergética de importancia que serán desarrollados en Argentina, señala un articulo del especialista Daniel Álvarez, recientemente publicado en la página electrónica mercosurabc.

Álvarez se desempeñó en la industria del gas y el petróleo durante los últimos dieciséis años en Argentina y en el exterior, prestando servicios profesionales a empresas multinacionales y estando involucrado en una serie de importantes transacciones. Es miembro de la Asociación Internacional de Negociadores Petroleros (AIPN) y del Club del Petróleo de Buenos Aires.

Si bien dentro del Mercado Común del Sur (Mercosur) Brasil está al frente del proyecto agrocombustibles (por lo menos recibirá inversiones por 14.600 millones de dólares hasta el 2012), en Argentina los proyectos se acumulan. Según el estudio de Álvarez, los más importantes son:

SoyEnergy planea incorporar cultivos exóticos del exterior. El producto sería totalmente para exportación. Este proyecto se estaría organizando con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), del Estado. La misma empresa firmó un acuerdo con el empresario alemán Reinhardt Henning, principal impulsor de la Jatropha.

Repsol YPF anunció que construirá una planta de biodiesel en la provincia de Buenos Aires, con una capacidad de producción de 100 mil toneladas anuales. Según informó la firma, la inversión sería de 30 millones dólares.

Aceitera General Deheza invertirá 15 millones de dólares en su planta Terminal 6, ubicada en Puerto San Martín, provincia de Santa Fe, para la producción de biodiésel.

La corporación Dreyfus tiene un plan de inversión de 45 millones de dólares en el complejo que posee en Santa Fe. Consiste en almacenamiento y construcción de un muelle de descarga de barcazas e instalación de una planta de biodiesel con capacidad para producir 300 mil toneladas anuales.

Greenlife es una empresa estadounidense que planea invertir 32 millones en la construcción de una planta de biodiésel en Bahía Blanca, en el sur de la provincia de Buenos Aires.

Vicentín S.A. proyecta una planta con una capacidad de producción de 300 mil toneladas anuales. Utilizarán aceite de soja refinado. La inversión sería de 25 millones de dólares.

La Terminal Puerto Rosario desarrollará una planta de biodiésel que estaría funcionando en el año 2008, en la cual se invertirán 40 millones de dólares y la producción sería de 200 mil toneladas.

El grupo Eurnekian, de Argentina, proyecta construir tres plantas de biodiésel de 100 mil toneladas anuales cada una, dos en la provincia de Buenos Aires y otra en la de Santiago del Estero, en la zona norte del país.

El gobierno argentino pretende que para el año 2010 la cantidad de toneladas anuales que se produzcan sea de 600.000, que es un número importante. Aceitera General Dehesa también está invirtiendo dinero para la producción de biodiesél y construyendo una planta, entre muchos otros proyectos.

La ya citada página electrónica mercosurabc hace un resumen de la situación mundial en materia de agrocombustibles y recuerda, por ejemplo, que Brasil es el líder en la producción energética a base a alcohol, a partir de la caña de azúcar.

En ese orden de cosas, señala que Brasil “tuvo una evolución legislativa frondosa que data de hace muchos años hasta el presente, y es notable la marcada presencia del Estado en la regulación y promoción de la producción. Ha participado desde la tercera década del siglo XX en fomentar el desarrollo de la industria alcoholera a partir de la caña de azúcar y lo sigue haciendo. En el año `42 la industria alcoholera se declara de interés nacional, en el `48 se establecen algunas medidas para fomentar la producción nacional y la expansión del alcohol destinada al consumo vehicular. En el año `75 se instituye el programa ProAlco que financia este tipo de desarrollo, se crea la Comisión Nacional del Alcohol y se fija la paridad de precios entre el alcohol y el azúcar. En el año 2002 se regularon algunos incentivos al precio y transporte de alcohol. En materia impositiva, existen rebajas en impuestos estaduales para los automotores alcoholeros, entre otros”.

Estados Unidos es el otro gran productor y consumidor de etanol, pero a partir del maíz. Se convierte año a año en un creciente productor y consumidor. En 2004 produjo aproximadamente 17.000 millones de litros. Se basa en el maíz aunque mira con interés el combustible obtenido con caña de azúcar en el Brasil. “En recientes negociaciones con Brasil acordó incentivar el mercado mundial de biocombustibles dentro del cual el etanol se irá convirtiendo en commodity”, sostiene el mismo estudio.

Además, se señala que las normas vigentes en la UE establecen que los combustibles deberán contar con un índice de yodo (parámetro que mide el grado de oxidación del biodiésel) de hasta 120. Este índice puede ser obtenido a partir del aceite de colza, pero se dificulta para el aceite de soja y otros. Debido a ello, se está mezclando el aceite de colza con un pequeño porcentaje de aceite de soja (hasta un 20 por ciento), para poder producir biodiésel.

La llamada Directiva Europea establece que para 2010 los agrocombustibles deberán estar presentes en los combustibles fósiles en una proporción obligatoria del 5,75 por ciento. Algunos países de Europa, como España, están adecuando su legislación interna a la normativa del bloque continental. Inversores extranjeros y brasileños destinarán 14.600 millones de dólares para construir en Brasil una planta de alcohol y azúcar por mes hasta el año 2012.

La ya mencionada página electrónica añade asimismo que Brasil y Estados Unidos proveen el 70 por ciento de la demanda de etanol a nivel mundial. Cada uno produce alrededor de 17 mil millones de litros.

Petrobrás firmó un memorándum de entendimiento con el Japan Bank for International Cooperation (JBIC) para evaluar la posibilidad de financiación de proyectos de agrocombustibles, en asociación con empresas japonesas. La corporación brasileña planea inversiones de 2.400 millones de dólares hasta el año 2012 y construir plantas de almacenamiento en Japón.

Alemania es el primer productor a nivel mundial de biodiésel obtenido mediante la utilización de la colza y soja. Tanto el gobierno alemán como el Parlamento Federal poseen preferencia por el aceite de colza, lo cual no implica que descarten otros, como el de soja. Ello se debe a una protección de la producción local, recuerda mercosurabc.

Lo revisado hasta aquí permite considerar que, si cabe la expresión “eje del mal”, el mismo es el que integran todos los actores comprometidos en el proyecto agrocombustibles, o, lo que es lo mismo, sustituir la comida del Sur, por el confort y el ahorro del Norte.

apm Agencia Periodística del Mercosur

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