Opinan los residentes en Galicia que seria un importante aporte a la discusión el cursar una invitación a Tabaré Vázquez a visitar la Ría de Pontevedra teniendo en cuenta el viento. Si sopla poniente, comida en Pontevedra, si sopla levante en Marín, y así podrá comprobar en propia nariz las delicias de ENCE. Paseillo por los montes infestados de eucaliptos patológicos y los últimos reductos de monte autóctono, si alguien los encuentra y señala. Recién llegados a esta tierra una de las primeras cosas que te llaman la atención es la poca contención de gases que supones de tus compañeros de viaje al pasar por la carretera. Otra es el odio de los defensores de la naturaleza al eucaliptos. Pensaba yo en esos tiempos que eran unos extremistas con el pobre arbolito, tan bueno como cualquier otro. Recordaba algún grupo de ellos en las sierras de Córdoba, que nos daban en invierno hojas para poner en agua sobre la estufa o el monte de soberbios troncos por el que paseábamos en Mercedes (provincia de Buenos Aires) y no podía entender que ecologismo era éste. Hasta que vine a vivir en estas tierras donde habría que ser una culebra para pasear entre una masa de palitos desesperados peleando por un rayito de luz y produciendo toneladas de celulosa, con una base de yuyos que terminan de hacerlo imposible para el hombre y especial para incendiarse. Por lo tanto entiendo que con el concepto rioplatense de la naturaleza sea fácil caer en errores de interpretación ante la oferta de la papelera, y si queremos advertirles a nuestros paisanos cual es el riesgo, valdría lo de “más vale una olida que mil palabras”.
Alejandro Ruetter
Alejandro Ruetter
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